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LA MEDICINA PREVENTIVA EN LA HOMEOPATÍA.

  • Foto del escritor: L.H. Marco Antonio Jiménez
    L.H. Marco Antonio Jiménez
  • 27 oct
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 29 oct

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Por Marco Antonio Jiménez Macotela | Lic. En homeopatía.


Octubre 26, 2025 | Torreón Coahuila


En nuestro mundo moderno, es una constante la evolución permanente de todo

aquello que nos rodea. Nada queda ajeno a este constante cambio. Todo cambia

de manera inusitada, sorprendente y en ocasiones abrumadora. Cambios hay en

la tecnología, lo que hoy nos puede parecer novedoso, meses después es

anticuado e inoperante. En las ciencias humanas sucede lo mismo, cambia el

Derecho, la Economía, la Comunicación y la Política.


Problema tras problema, obstáculo tras obstáculo, son superados gracias al

intelecto humano y a las maquinas concebidas por el mismo. En los últimos 150

años hemos evolucionado a pasos de gigante y pareciera que no hay límite para

seguir avanzando.


Sin embargo, el doloroso y aterrador fantasma de la enfermedad, han seguido sus

pasos a un ritmo semejante al de ese desarrollo ilimitado. Se descubren, y

estudian, “nuevas enfermedades y síndromes”. Y el sector médico se avoca a

encontrar nuevos fármacos y técnicas quirúrgicas que se puedan aplicar para su

curación.


Estamos en una lucha constante por aliviar el dolor y el sufrimiento humano, que

crece con la misma celeridad de la tecnología y quedamos atrapados en una

carrera costosa, agobiante y con muchos tropiezos y fracasos. Quedamos frente a

una avalancha de padecimientos que parecieran no tener fin.

¿Y la prevención? ¿Solo quedo en el texto académico? La mayoría de las

autoridades de salud mundial han apostado todos sus haberes a la corrección y un

muy bajo porcentaje a la prevención. ¿Acaso no aprendimos las lecciones de la

última pandemia? ¿Acaso nos creemos, nuevamente inmunes, amparados con

nuestro desarrollo en la tecnología médica?.


La prevención es más barata, efectiva e indolora que la curación. La OMS, en

1983, dicto una serie de medidas y niveles de la medicina preventiva que los

gobiernos suscritos habrían de aplicar en sus respectivos países. Y cada uno de

ellos, en mayor o menor medida, las aplico en las medidas de sus posibilidades.

No dejemos toda la carga a las autoridades sanitarias, a nuestras instituciones de

salud ni a nuestros profesionales de la salud. Hagamos a la Medicina Preventiva

parte de nuestra formación personal. Comida sana, ejercicio físico periódico y

constante, tiempo de esparcimiento y desarrollo emocional. Con estos solidos

pilares, la enfermedad será menos severa y con una incidencia cada vez menor.

En el hogar, con la familia, amistades y ambiente laboral pongamos ejemplo de

una buena formación médica preventiva.


Cambiemos las largas filas de espera para consulta pública, en largas filas para

gimnasios y parques deportivos. Objetemos la comida chatarra y ponderemos los

deliciosos y nutritivos alimentos saludables. Los vicios tienen cabida en nuestras

vidas por el vacío espiritual y mental que hemos atrapado en esta vorágine de la

satisfacción inmediata con el mínimo esfuerzo. Cambiemos malos hábitos por

prácticas saludables. Hagámoslo por nosotros y por todos aquellos que nos

rodean.


No viviremos más tiempo del designado pero lo haremos con mayor plenitud y

autosuficiencia.


Aper saperum.

L. H. Marco Antonio Jiménez Macotela.





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